lunes, 30 de mayo de 2022

QUE SE HUBIERAN HECHO DEL "MADRÍ".

Me sumo al numeroso grupo de madridistas, prácticamente todos, nacionales y extranjeros, que han tomado la plausible decisión de pedir perdón a los antimadridistas de todos los colores, me refiero a los futbolísticos, -porque soy de VOX no soy racista-, que tanto han sufrido los pobrecillos. Su única alegría ha sido la traición de Mbappé, en este año futbolero por culpa del club de fútbol de nuestros amores, el Real Madrid.

Los escalones hasta la final de la Champions League, desde el "enjuague" de la UEFA, de cambiar el Benfica que le había deparado el sorteo legalmente al Real Madrid, por la "Constelación de Estrellas de la Galaxia PSG", Messi, la más luminosa, seguida de Neymar da Silva y Kilian Mbappé y Sergio Ramos, que son los que forman "el Carro de su osa mayor", nos avisó a todo los seguidores del "Mejor Equipo del Mundo" que a nuestros chicos, no les iba a resultar difícil subirlos, sino absolutamente imposible. La atmósfera olía repugnantemente a Aleksander Ceferin. Lo uno y lo otro motivó la alegría de casi todos los aficionados de equipos fracasados, alguno con el culo al aire mostrando sus ruinosas y poco estéticas  vergüenzas económicas y deportivas, como se ve el Barcelona, y deportivas el Atlético de Madrid, Sevilla y... Casi todos los demás equipos nacionales, y también que existen de esa "especie"  en el extranjero cercano y lejano.



La profecía acertó de pleno, como si una maléfica mano -como la que mueve al guiñol Sánchez- moviera los hilos buscando "lo mas difícil todavía".

Los que hemos estado siguiendo el programa deportivo "El Chiringuito", sabemos todo lo que han sufrido significados antimadridistas, que nos hacen comprender que de esa manera sufren todos por esos mundos de Dios. 

Encogía el corazón, después de ver cada eliminatoria, como el barcelonista J Jordi, sevillista Cristóbal Soria, el atlético Petón, cada vez que Carlo Ancelotti y sus sencillos muchachos -ninguno busca ser más luminoso que los demás-, con la bravura de auténticos gladiadores, auguraban lo peor para el equipo madrileño. "El PSG, iros preparando; os van a meter la del pulpo". Y pum, sufrimiento al canto. "Ahora si que si; el Chelsea os va a fundir, igualito que el pasado año". Y pum, nuevo sufrimiento sumado al anterior. Puedo y debo asegurar que resulta muy, pero que muy doloroso, por mucho que como madridista se tenga el corazón contento, lleno de alegría, como Palito Ortega, ver a hombretones de pelo en pecho, heridos en lo mas hondo de su odio. "No se puede vivir eternamente de la suerte, ¡Ojo al parche! que este es el City. De esto no os libráis ni por ser hijos de viuda. Calzaros un buen saco porque os van a caer  los goles en racimos como si fueran uvas".  Y pum; ya no era solamente el sufrimiento en tres dimensiones, que se les empezaron a temblar las carnes temiéndose lo peor que... ¡zas! el último equipo inglés, representante de la cuna de The Beatles, recibiera el inesperado golpe detrás de las orejas como si fuera un conejo. Pero no; "estos, con Mohamed Salah pidiendo venganza, os van a poner en liquidación por cierre de negocio a perpetuidad". Y pum, los que fueron tomando heroicamente cada uno de los escalones de la que creyeron inexpugnable escalera guardada por tres enormes cancerberos: PSG, Chelsea Football Club y el Manchester City ¡de Guardiola!, les puso delante al Liverpool, equipo al que en venganza de lo que los ingleses hicieron con la "Armada Invencible" -esto es en cachondeo ¿que sabré yo de Historia?- les pasaron la orejona por los morros, y ya está descansando en el maravilloso e inigualable museo del Estadio Bernabéu. 

Es lastimoso ver a tanta gente jodida. ¡Pues que se hubieran hecho del "Madrí"!. 

Eloy R. Mirayo.



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