Las 24 prohibiciones y 10 obligaciones de la nueva ley de protección animal que deberemos buscar y obedecer sin rechistar.
Es seguro que esta imprescindible y muy tardía ley que este gobierno recto, defensor de derechos inalienables de sus congéneres, ha promulgado con enorme acierto recientemente, recibirá por parte de personas desafectas al mundo animal (que ya se muestran cómo son, no votando a ninguno de los muy benefactores partidos rojos) suscitará infinidad de debates en el devenir diario, tanto en los medios de información, como entre la gente común, los trabajadores en su lugar de trabajo, en los hogares entre los miembros de la familia, o en el tálamo de un lupanar entre el cliente o clienta y la trabajadora o trabajador sexual, mientras echan un polvorete.
Unos a favor y otros totalmente en contra, pero ninguno exento de razón.
¿Necesita ser defendida la fauna? Si; y dentro de la fauna debe defenderse la fauna más cercana que son, además de los animales de granja, que forman parte de nuestra alimentación, los de compañía, más conocidos como mascotas.
Pero esta nueva ley, como todo lo que toca esta innoble gente, no va más allá de a dónde ya se había llegado desde hace mucho tiempo, salvo que desde ahora a quienes queramos la compañía en casa de un animal -que eso es lo que son, dicho con el lógico cariño- se nos hará más dificultoso.
Este precioso gato es Rambo, mi mascota personal, y uno de los doce gatos que entran en mi casa, comen, duermen y son debidamente tratados; con cariño y respeto pero... no son mi familia; ella es otra cosa muy distinta. Quizás sea que entre los animalitos y la familia del legislador no haya tan gran diferencia, como la que concurre en mi caso.
Lo que sí es seguro es que a todos los que damos cobijo a animales en nuestra casa será más costoso -nuevas tasas y licencias gubernamentales, autonómicas y municipales- junto a más de una molestia, como la de tener que hacer un cursillo -así hicimos Julia y yo cundo nos casamos- para demostrar temer condiciones de ser un buen adoptador de mascotas.
Desde ya, habrá persecución, prohibición y consejo de seguimiento obligatorio por parte de las tres autoridades gubernativas que acabaran convirtiendo la tenencia de un animal en casa, a parte del "cuñao", en un inaguantable suplicio, solo para "masocas".
Tienen suerte los animales pues jamás, como en estos momentos, los animales y los miembros de un gobierno han estados tan familiarizados; tan hermanados; tan... Difícilmente... reconocibles. Vamos que si no fuera por el continuo y gracioso movimiento de su rabo... Los perros.
"Fíjate mi querido amigo en la ministra de esto... Y en el ministro de aquello... (Me indicó uno de mis amigos de tertulia) Les veo ágiles en sus exposiciones; les escucho hablar con verbo claro por la tele o por la radio y, te aseguro, sin que se me pueda acusar de emitir un juicio exagerado que, ambas señorías, tanto él como ella, podrían pasar por ser casi tan listos e inteligentes como mi perro, don Fulgencio. Lo del don de mi perro, te digo que lo tiene muy bien ganado. ¿Los otros y otras? ¡Ni muchísimo menos!
Los españoles debemos de ir haciéndonos a la idea, para no tener que sufrir una sorpresa fatal que, a la vista de cómo vienen los acontecimientos pudiera ser muy posible, que antes de que acabe esta legislatura, quizás en cualquier momento para suplir al ministro Garzón, tengamos un gran perro, un precioso gato o una exótica cotorra, para hacer dúo con la de Hacienda, en uno de los sillones de la bancada azul del Congreso de los Diputados. Vicepresidenta si fuera gata.
Entre tanto en España, se asesinan con oficialidad a cerca de cien mil criaturas través de la
permitida práctica del aborto.
Eloy R. Mirayo.
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