Entretenerse en repasar en la memoria algunas de las andanzas y hazañas (todas sería demasiado) de este gubernamental colectivo pajillero-vigardo (no escribir vigardo con "b", es por un motivo que tiene su explicación, que no tardará en aparecer) nos da como resultado el retrato robot del talante represor y dictatorial que resuda de la neoempresa Gobierno de España, Sociedad Mercantil Sociocomunista Comanditaria que, con todos los triunfos comprados a lo peor de cada casa en sus manos, se está pasando nuestros derechos; los de todos los españoles, sin distinción de sexos, credo, ideario político ¡todos!, incluso los que atañe al policromo gruppetto L,G,T,B,I, por el mismísimo poco higienizado arco de su triunfo.
Más de 30.000 denuncias (habrán subido en los últimos minutos) se han cursado en España (Rajoy fue víctima de ello y del escarnio público al que le condenaron los zarrapastrosos medios desinformadores, beneficiarios comensales del bien nutrido pesebre oficial, por la grave desconsideración; acto criminal cometido contra la sociedad española en pleno, al salir a caminar por el campo) y trescientos cincuenta personas fueron detenidas por la policías y guardias civiles al no respetar la cuarentena establecida por el Kremlim hispano, y saltarse la cuarentena del estado de alarma que afecta a todo ciudadano que habita en este país, menos a los señores Pedro Sánchez y Pablo Iglesias bis, a pesar de que tenían al "bicho" dentro de sus casas, y no me refiero a la esposa de uno o a la compañera del otro, sino al viruscoronado.
La denuncia que se cursó contra Rajoy, y todos los demás, y la no denuncia a Pedro y a Pablo (dupla más dañina que el mismísimo virus, como muy pronto llegaremos a comprobar), deja perfectamente claro y transparente que la gente que nos gobierna son unos pajilleros que intransigentemente denuncian criminalizando a los ajenos que tienen una paja en el ojo y sin embargo, como vigardos, se cuidan de denunciar, y si glorifican, la viga en ojo propio (ahí esta la explicación pendiente).
Y refuerza el pajillerismo de las altas autoridades ministeriales haciendo el ademán de la paja del ojo ajeno, con la chunga orquestación dedicada al alquiler del pisito de la presidenta de la autonomía madrileña, la señora Ayuso, pero se guardan la mano que debería coger la viga en el ojo de la vicepresidenta Carmen Calvo en el bolsillo, que buscó tratamiento para deshacerse del viruscoronado en el sanatorio Ruber. A mí, y creo que a muchas personas decentes más, nos encantaría saber quién pagará la factura de la estancia de la señora Carmen "maletilla" Calvo, en tan acreditada clínica madrileña, o si la cosa va de baracalofi por pertenecer al variopinto conglomerado gubernamental.
También pudiera ser, por extraño que parezca, que los dineros hayan salido del interior de su propia faltriquera, que sería lo normal, cuando se desprecia a la Sanidad oficial. Que más da al final de donde terminaran saliendo los redonditos euros; será de los bolsillos que, con tozuda machaconería, son violados de una y mil groseras veces y maneras por las muy variadas "hacendosas autoridades": verbi gratia, nuestro bolsillo.
Que, porque esta plebe no tenga puñetera idea, y ni le importe, de qué manera se genera el dinero que tan fácilmente les llega a sus cuentas corrientes, no nos evita a las personas decentes el que cada día nos cuesta mayor esfuerzo conseguirlo. Y lo conseguido, retenerlo el tiempo suficiente para comprobar que aún existe.
Pero no es negativo todo lo que el gobierno nos propone. No todo ha de ser serio, oscuro y negativo y, para levantar el ánimo del personal, como nos muestra el documento fotográfico, para suavizar los datos del jodido virus y los datos de su pizarra con la que el señor Sánchez dirige la desescalada, me cuentan -no certifico que sea verdad- que al no poder contratar a la titular esta serán las personas
(la otra opción era los niños de san Ildefonso), que nos pongan, arrancándonos una sonrisa, al tanto de las ultimas noticias.
(la otra opción era los niños de san Ildefonso), que nos pongan, arrancándonos una sonrisa, al tanto de las ultimas noticias.
Eloy R. Mirayo.
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