jueves, 17 de octubre de 2019

¡QUÉ PENA QUE SE DESECHEN CIERTAS BUENAS COSTUMBRES!

Un padre, con su bebé en brazos, huye de las llamas que rodean su casa en Barcelona

Los CDR lejos de ayudarle le increparon "tómatelo con calma, tío" y el hombre solo acierta a llamarles "hijos de puta" (recogido del diario La Razón)

Los llamó, como yo escribí ayer en este blog "hijos de puta"; lo que aquella gentuza que se puede ver en la fotografía, con su respuesta silenciosa, nos vinieron a dar la razón a ese ciudadano y a mí.

Ayer, en el poquísimo tiempo que tengo libre durante el día, se me ocurrió ponerme a especular sobre lo que podría pensar Sánchez al acabar la jornada, fuera del horario laboral, ya en la cama, después de cumplir con las obligaciones conyugales (yo, por poner un ejemplo cercano, antes de acostarme friego los cacharros usados durante la cena, los cubiertos, los platos, los vasos, ollas, sartenes y paso la mopa por el suelo de la cocina). 

¿Estará tranquilo, me hago la pregunta, esperando la llegada del sueño, por ser incapaz de comprender la grave situación que se ha planteado en Cataluña, entendiendo como su

vicepresidenta, Carmen Calvo, tal vez el clavel daría mejor rendimiento puesto en la boca y así, los españoles, nos veríamos liberados de tener que escuchar tontunas como que lo que se está viendo que ocurre en esa entrañable parte de España, la toma del aeropuerto del Prat y el largo etcétera de

barbaridades cometidas el primer día y los siguientes es "bastante razonable y previsible dentro de la normalidad"? ¿O quizás estará encogido en posición fetal esperando la amanecida, horrorizado ante la situación que se le ha venido encima, reconociendo, dentro del orden de su inteligencia que, a pesar de ser el jefe del gobierno, aunque conseguido de sotamanga, (Lunfardo -pop, en Argentina-. Entregar algo a escondidas) no tiene ni la más mínima idea de cómo salir de esa "sartén"? Y lo que podría ser peor aún... que tampoco tengan capacidad para encontrar el camino de la solución sus asesores.

Decía mi sargento primero

en mi periodo de militar en el Regimiento 19, de Artillería Antiaérea, en Campamento (Madrid): "donde no me llaman ¿qué es lo que querrán de mi?". Eso lo deberían tener presente todos los que insensatamente se visten con ropas que les quedan demasiado amplias y se aúpan a alturas a las que no deben, sufriendo de la "Acrofobia mental" aguda que padecen.

La gente sencilla echa de menos a las autoridades, manchándose las suelas en el lugar de los hechos. En una tertulia de no sé qué emisora, saltó la pregunta de "¿dónde está la Colau?". Como todos sabemos es la alcaldesa de Barcelona. Extrañado del casi silencio total de la "escrachista", y la total desaparición de la policía municipal.

La cosa es absolutamente comprensible; como alcaldesa no puede hablar en estos momentos porque sería, si lo hace con decencia política, condenar a muchos de sus colegas

en los escraches (aquí la vemos en un escarche a un político en el Congreso de los Diputados), que probablemente están mezclados, sin desentonar, entre las humanoides bestias, que tuvieron su reflejo aquí

en Madrid, que martirizan a las personas decentes en Cataluña. 

Companys, Puigmamon, Torra... ¡qué pena que se desechen ciertas buenas costumbres!

Eloy R. Mirayo.


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