lunes, 24 de junio de 2019

IRONÍA.

Es necesario antes de escribir y publicar en las redes, meditar lo que se va a decir, y hacerlo de manera clara, que no dé lugar a maléficas interpretaciones. 

No son el estómago ulcerado o el hígado inflamado, 

las vísceras que mejor nos pueden ayudar cuando se escribe sobre algo o alguien que nos ha hecho la puñeta (por no emplear la palabra hijoputada, aunque pudiera ser la que mejor le fuera) acusándonos de manera absolutamente falsa: de fascista, de pertenecer a la extrema derecha, de homófobo, de machista  o nazi. 

Es el cerebro lo que debe ponerse en función, para expresarse de manera adecuada en la respuesta a la puñeta -hijoputada- sufrida.

Cuando mi camarada Rafael Estremera y yo, comenzamos a mandar artículos al desaparecido El Alcázar, 

alguien de aquel periódico nos aconsejó que cuando se quiere escribir para atacar a alguien, lo que más les puede doler, por poca inteligencia que esa persona posea, es usar la ironía. Normalmente es a los imbéciles, a los gilipollas, a los cabrones e hijos de puta que son a quienes se les puede -y se les debe- ofender y, por lo general, no suelen tener entre sus escasas capacidades, la de descubrir y saber dar respuesta a la Ironía bien usada. 

A mí me encantaría cuando sea mayor, ser como Pedro Sánchez: poder disfrutar de haber hecho un Master (certificado de inteligencia) y escribir un libro (certificado cultural), como él fue capaz de hacerlo. ¡Ah! Muy importante: tener buenos amigo para ello.

Ironía, es lo que le ha faltado a mi paisano Juan José Liarte, para poner a la ministra Delgado en el lugar, que mintiendo, asegurando que HB BILDU, "habían  aceptado la Constitución en su forma de ser". Nadie le habría dicho nada de su acusación de mentir pero ..."Tiparraca"; usándose como una expresión en "petit comite" puede ser más o menos elegante refiriéndose a una persona, pero publicado así, es posible que ofenda más al que ofende, que a quien se ha intentado ofender. 

No hacer una separación, más que suficiente, exageradamente comprensible (hasta para el más cerrado de los cerebros), 

para quien se pueda sentir injuriada -la historia del comisario va a ser obviada- lo de puta y hacer putadas, es algo, para un abogado en ejercicio, en lo personal, en lo profesional y  en esta ocasión, siendo el portavoz de VOX en Murcia, en lo político, totalmente imperdonable. 

Muy necio hay que ser para no prever las lógicas consecuencias judiciales que seguramente promoverá, y el daño que su ligereza le han ocasionado a VOX, y a los que estamos orgullosos de ser sus votantes que, de varias maneras hemos de aguantar todo de lo que por "charletas improcedentes" de personajes que autónomamente se piensan que todo lo saben, se nos acusa.

¿Es que aún no han comprendido que desde cualquier parte y cualquier partido o institución del Estado están ojo avizor, para enganchar por los pelos cualquier opinión que salga desde VOX, para, si es posible, usándola descaradamente mentirosa, desollar al partido, a sus políticos, a los afiliados y también a quienes tengan algo, por poco que sea, de simpatías por él?.

No estaría mal que desde la dirección se marcaran unas líneas infranqueables de comportamiento, que impidan las opiniones meramente personales, sin tener en cuenta los intereses, legítimos -que nadie se confunda- de VOX, que al fin y al cabo, es lo que yo creo, son los sacrosantos intereses de España y de los españoles. 

Eloy R. Mirayo.





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