Una de las causas de la crisis que no terminamos de vencer, por mucho que se nos diga, es -y que nadie me venga con que es el chocolate del loro-, el despilfarro institucional a todo nivel; al punto de que el actual gobierno municipal de Torrelodones -municipio de la provincia de Madrid-, es un ejemplo que ha llamado la atención, no sólo en España, que también en el resto de Europa, por haber pagado la deuda que dejó el anterior grupo municipal, y continuar gobernando el municipio sin acumular deuda. Hay que darles mérito porque de los más de ocho mil municipios que hay en España, las dos terceras partes tienen deudas que, como dice el alcalde de Burguillos, la deuda de ese pueblo, ni a lo largo de este siglo acabará de pagarse.
España es sin duda el país más administrado del Mundo. Nos administra el Estado desde su gobierno; desde sus autonomías; desde sus ayuntamientos; desde sus diputaciones; desde sus cabildos insulares; y unas cuantas pequeñas organizaciones que no me apetece resaltar.
Y aclaro: los españoles que aún tenemos euros que gastar, pagamos los gastos que produce el Estado, el Gobierno, las autonomías, las diputaciones y los cabildos que, como todos notamos en el bolsillo, e incluso en el estomago, la cosa no es moco de pavo, porque de entre todo el personal que cubren los quehaceres de esas instituciones, desafío a que alguien encuentre a una sola persona que sea amateur. Mucho más sencillo sería encontrar gente que cobra entre 6.000 y 8.000 euros al mes, juntando el sueldo de concejal y diputado de una diputación.
La verdad es que haciendo un sencillo seguimiento de cómo funcionan esas instituciones, y voy a separar al Gobierno, uno se da cuenta de lo poco que a los políticos les gusta trabajar. Resulta que se crean las autonomías, con el fin de que los españoles de cualquiera de las provincias noten la cercanía del gobierno de la Nación, y esa cercanía, en teoría, le allane la posible dificultad en los trámites que acarrea la lejanía. Pero como a los políticos, da igual el rango, no les gusta trabajar, los de las autonomías se descargan de parte de SUS OBLIGACIONES, pasándoselas a las diputaciones.
Obligaciones tan curiosas como la limpieza y aseo de los hospitales, entre otras más o menos parecidas. Y lo normal; las diputaciones no protestan, porque para cubrir sus presupuestos, por ejemplo el pasado año 2016, el conjunto de las diputaciones recibieron la nada despreciable suma de 6.400 millones; 22.000 millones de euros, sumando las forales y las de los dos archipiélagos.
Uno piensa que por 880 millones de euros con los que se cubren los sueldos, quienes los cobran será porque realizan en persona esos trabajos -dirección y mano de obra-; pues estamos errados, mis queridos lectores, porque para eso existen las empresas contratadas; para eso, para quitarse el trabajo de encima, y en muchos casos, como ya está entendiendo la justicia, para "cosechar" alguno que otro %.
Otro tanto ocurre en los ayuntamientos grandes, medianos o pequeños; los concejales que encabezan los servicios, aparte de seguir el hilo de sus asesores -los que les corresponden de entre esos "ESPAÑA: EL PAÍS DE LOS 20.000 ASESORES" que existen en las administraciones- en los plenos, y cobrar sus sueldos, casi siempre por na, delegan en empresas, más o menos externas, o creadas las más de las veces ad hoc, por familiares o amiguetes.
Eloy R. Mirayo.
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