Os deseo, queridos camaradas, amigos y amigas que tenéis la dicha de vivir en España; a los que residís en otros países, siendo o no españoles; y a quienes como mi camarada Edmundo que, además de amar a su patria, (él a su Argentina), sienten orgullo de sus raíces españolas, que me concedéis el honor de nuestra atención, toda la felicidad que sin duda merecéis.
¡Pero no seáis egoístas! Compartidla con vuestras familias. Y que Dios os colme de venturas y preserve vuestra salud.
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