Y de pronto aparece quien tiene la clave que mejora o soluciona cualquier asunto, por impensable o complicado que pueda presentarse.
El Reglamento de las Cortes, como todos los habitantes de este país sabemos, está vigente desde hace casi cuarenta años, sin que nadie hasta el pasado jueves, 3 de noviembre, desde una de las páginas del diario El Mundo, nos hiciera saber que tal reglamento "constriñe a los parlamentarios, oprime a la institución y le impide crecer hasta lograr el protagonismo democrático que debe desempeñar".
Así es el ser humano; ante cualquier cosa que funciona largo tiempo con normalidad, un día aparece "el listo" y pone en superficie los fallos que la cosa guarda en sus entrañas, durmientes durante tanto tiempo. En el caso del Reglamento de las Cortes, según la autora del artículo, "una de las necesidades más perentorias de nuestra democracia, pasa por reformarlo. ¿Cómo es posible que nadie en cuarenta años
(ni siquiera Celia Villalobos que junto a los leones de la entrada, es la decana del lugar)
con una década de legislaturas a su espalda; incrustada en los intestinos del Congreso, se haya dado cuenta de algo que al parecer es obvio? Al menos para periodista ex-UPyD y ex- PSOE
¡Ya lo decía yo! Algo no está funcionando bien en este país. Y era precisamente el reglamento del congreso que "constriñe" a los diputados, señores y señoras (¡qué fallo! yo creí que estaban estreñidos).
Pero no importa porque la señora Lozano tiene el decálogo que convertiría un reglamento obsoleto en un maravilloso ungüento rectal al Aloe Vera. Muy conveniente para que las señoras y los señores diputados, no tengan problemas en la "popa".
DECÁLOGO DE LA SEÑORITA PEPIS (IRENE LOZANO):
1. Que el 50% de las preguntas al presidente sean espontáneas (sean o no gilipolleces; eso no le preocupa) sin la mora actual de seis días.
2. Que el Gobierno, aunque sea en mayoría, no tenga capacidad de vetar comisiones de investigación (aunque sea una gilipollez promovida por un tercio de los diputados).
3. La necesidad de una Comisión que sea cauce de participación política (¿acaso los diputados no son políticos ya?) y el derecho de petición (¿qué?)
4. Que el Congreso disponga una oficina -no partidista- en cada circunscripción electoral donde los diputados tengan obligatoriamente que atender semanalmente a los ciudadanos (una para cada uno de los 137 del PP, de los 85 del PSOE, de los 69 de los rojos de Podemos, de los 40 de Ciudadanos... ¿O todos juntos, diputados y ciudadanos, en un solo local?)
5. Un Plan Abierto y Transparente para informar de todo el trabajo realizado en la Cámara, así como los sueldos (supongo que de los políticos). Por el Congreso pasan millones de datos (nos obligarán a aprenderlos todos).
6. Que el Congreso pueda rechazar proyectos de ley gubernamentales (en esta legislatura así será).
7. Que los plazos de las leyes en trámite sean objetivos, razonados y previsibles (para quién).
8. Creación de una Comisión que vigile las decisiones de Bruselas (serán las que son consejos, porque las otras son de obligado cumplimiento ¡pa eso estamos en la ahí!)
9. Un nuevo procedimiento para nombrar a miembros/as del CGPJ y RTVE (otro que sea al gusto de doña Irene y, no digo que el actual sea el que a mí me gusta)
10. Que el Congreso tenga un Servicio de Estudios propio que evalúe las leyes que incluyan aspectos económicos, sociales, tecnológicos, éticos... (Porque para doña Irene los informes de los letrados actuales no le parecen suficiente; no es bueno hacer doblete de todo; si lo que hay no es bueno, se cambia).
Qué pena; Irene Lozano ha usado toda una página de un periódico de tirada nacional cuando cualquier persona normal habría necesitado un simple renglón: ¡todo es una mierda! Y sobraría espacio.
Eloy R. Mirayo.
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