martes, 25 de octubre de 2016

LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE.

¡La Esperanza es lo último que se pierde! 

Ese aserto es una mentira muy gorda, ya que lo último que se pierde es la vida. Pero si es cierto que mientras mantenemos la vida debemos seguir creyendo esperanzados en que algún día  los males que padezcamos encontraran solución.

Eso es lo que parece que va a ocurrir con el Colegio Mayor San Juan Evangelista, conocido por el apodo de "Johnny".

Este colegio mayor ha mantenido la misma degradante marcha, hasta llegar a este punto, 


en el que (que no son las fotografías que mejor pudieran reflejar el estado en el que quedó) se encuentra este país (en el que vivo exiliado, sin que vea la manera de acostumbrarme a él). ¿Por qué? Sencillamente, porque se sigue una filosofía que beneficia a unos pocos y nos perjudica a todos los demás; sin discriminación de culto o idea política; ni si se es miembro o miembra de cualquiera de las formas y maneras de funcionamiento sexual.

Desde el fatídico día 20 de noviembre de 1975, se inició en este país un trabajo de zapa en  profundidad con el único empeño de hacer que todo cuanto había servido a la convivencia durare casi cuarenta años -incluyendo absolutamente todo- y así, poco a poco, unos relevados por otros -derechistas, socialistas centristas de derechas, comunistas, etc.,- fueron logrando esta descomposición, alcanzando la ruina total en la que estamos nadando; ruina que es lo que beneficia a esos pocos que decía con anterioridad; esos que después de las mayores desgracias, de las crisis negativas , aparecen más ricos; con mejores trajes; mejores coches y más esculturales "parejas". Pero no lo serán tanto como los que detrás del "decorado", mueven los hilos de la economía y la política y en algunos casos, hasta la justicia.

Al "Johnny" lo dejaron ahí, en la puta calle a disposición de quienes quisieran cogerlo. ¡Llegaron los okupas¡

!¡Cojonudo!, debieron decirse, y montaron entre otras lindezas, un "súper de María" -de alguna de esas sustancias alucinógenas al uso-, al tiempo que actuaban como termitas, machacando todo lo que de valor encontraron a la llegada, sin que nadie de las distintas instituciones del Estado se diera por enterado, porque lo que se buscaba por quienes deberían haberlo cuidado, era su total destrucción. ¿Por qué? Ociosa pregunta que se responde con otra pregunta igual de ociosa ¿Acaso hay alguien que tenga la más insignificante duda?.

La Universidad Complutense de Madrid, por iniciativa de su rector, don Carlos Andradas, pretende recuperar el colegio mayor y, de paso, acabar con semejante vergüenza, dentro de la Ciudad Universitaria. 

En qué condiciones debieron dejar al "Johnny" que ahora parece que será necesario un año y medio y una inversión cercana a los diez millones de euros. Eso es lo que en principio se estima, que jamás se ajusta a la realidad cuando la cosa esté para inaugurar.

Pero esa suerte parece que va a tener el edificio colegial; suerte que no tendrá este país, ni tendremos los ciudadanos propios, ni los que por aquí andamos mezclados entre ellos, porque para esa labor de rescate no se encontrara otro don Carlos con ganas de rescatar. Ardua tarea la de devolver a esta nación la cara que pudiera ser reconocida por "la madre que la parió".

Eloy R. Mirayo.

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