Lo peor de las cosas es la desmesura; un papel de fumar cae sobre la cabeza de un ser humano y es absolutamente imperceptible; pero, si sobre esa misma cabeza humana cae una tonelada de libritos de papel de fumar, es muy probable que el individuo perezca en el acto.
De la misma manera ocurre que un hijo de puta entre cuarenta y siete millones de personas de este país, es casi tan imperceptible como el papelillo de fumar; pero, cuando se demuestra que el número de hijos de puta en el país es asimilable a lo que representa la tonelada de los papelillos del "fumeque"; esa peligrosa desmesura, hace que la cosa necesite una rápida y contundente corrección, después de un estudio exhaustivo que muestre de manera nítida, cuál ha sido el motivo para que se haya dado tal desarrollo.
Las nuevas formas de comunicación social, al alcance de cualquier imbécil, y hasta de cualquier hijo de puta, nos marca de alguna manera que la desmesura hijoputesca es real e indiscutible, como ha quedado patente pasando una ojeada por lo que esa subespecie, ha sido capaz de expresar en relación con la defunción por cornada del torero Víctor Barrio.
"De momento, se ha denunciado a dos personas. Una de ellas es Vicent Belenguer, un profesor que escribió un comentario «vejatorio» en el que no solo celebraba la muerte del torero, sino que lamentaba que «no hayan muerto los hijos de puta que lo engendraron y toda su parentela». El otro es Pablo Hásel, condenado a dos años de cárcel por el Tribunal Supremo por enaltecimiento del terrorismo y que «festejó» la cornada mortal del diestro segoviano con este tuit: «Si todas las corridas de toros acabaran como las de Víctor Barrio más de uno iríamos a verlas»
DEP VictorBarrio Los antitaurinos no celebramos la muerte de un torero (que también), celebramos que ya no podrá matar a más animales. Continúa el acoso online contra Víctor Barrio: "Voy a violar tu cadáver y después a tu esposa" (Mr-H)
"Ahora fuera bromas, gracias a todos los que alzáis la voz para defender los derechos de los que no pueden hacerlo."
"Me imagino que el toro salió por la puerta grande con las orejas y el rabo de Víctor Barrio". Estos comentarios son los emitidos por dos individuos de inteligencia indocumentada. El primero que se hace llamar JPelirojo y el segundo comentario es de un tal "El Puto".
Ni el menos dotado de los delincuentes deja tanta pruebas de su culpabilidad en el delito, como estos -y otros muchos- dejas pruebas de su hijoputez.
A esto es a lo que me refiero de lo nefasto que resulta la desmesura en cantidad y mala calidad.
Este país, en el que me encuentro contra mi voluntad exiliado desde hace cuatro décadas, se está llenando hasta el límite de sus fronteras, de hijos, no ya de puta, sino de hijos de la grandísima puta que, ¡mira qué casualidad! prácticamente todos proceden de la extrema izquierda (el Comunismo, dividido en porciones como los quesitos, de estética común; estrategia general que colegiadamente se utiliza con firmeza dictatorial).
Esa gentuza que se ríe de la desgracia ajena y que, por afinidad físico-biológica, antepone a los animales, a cualquiera de los derechos alcanzados por los seres humanos.
Eloy R. Mirayo.
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