La desvergüenza -eso no es un descubrimiento- es "virtud" indispensable en los políticos, de cualquier tendencia, si es que se pretende hacer carrera en esa materia.
Si el novel carrerista no es "virtuoso" o anda escaso de "virtud" cundo de el paso desde la línea que delimita el noble ejercicio de la decencia, a la ¿dudosa? práctica de la política, como los ciclistas en ruta reciben la bolsa de avituallamiento,
él también ha de hacerse con una buena carga de desvergüenza, de primerísima calidad, como relleno de su indispensable bolsa de avituallamiento, si no quiere que le agarre "la pájara" que le deje fuera de la competición.
Esa es la enseñanza que las nuevas viejas gentes que desde el sobrepasado aniquilador neo-comunismo-sovietico-okupa, han entrado en el juego político. Es necesario carecer del más mínimo átomo de vergüenza, para que a cinco días de unas elecciones, desde el ex Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid (Capital de España), se tome la decisión de rebajar elIBI a los barrios del sur, hasta un 40%, que con el Censo en la mano se sabe que votaron en mayoría al Soviet madrileño.
Lo que el equipo de gobierno ha perpetrado con esa medida viene a ser lo mismo que aquello que hace más de un siglo llevaron a cabo algunos, igual de faltos de vergüenza: comprar el voto de a quienes se les suponía -y así era- muy necesitados; casi, casi hambrientos.
Esos lo pagaron con un duro de plata; estos, más sofisticados en "la virtud", con una rebaja impositiva que es absolutamente discriminatoria, porque no se ha tomado en cuenta un baremo que beneficiara no solamente a sus clientes, sino que de la misma manera beneficiara a cuantos lo necesiten, en cualquiera de los barrios que conforman la ciudad.
Pero la cosa no para ahí; la compra de voluntades "votánicas" no se frena con la rebaja a propios, del desproporcionado IBI, que pagamos los españoles a los ayuntamientos pero que nadie sabe a dónde va; ahora toca repartir 16 millones de euros, de todos los madrileños para, de la misma forma que se ha obrado con el asqueroso impuesto, se actúe para beneficiar a quienes se hagan acreedores, por su "comportamiento cívico" ante la urna. No hace muchas décadas el comunismo cuando no se hacía con la voluntad del individuo, se deshacía del cuerpo. Del individuo, claro.
Al hacer públicas estas dos claras muestras de la capacidad propagandística de las autoridades municipales, la señora Carmena las ha acompañado con la noticia de que están trabajando mucho. Desde ese ayuntamiento se ha hecho notar, para que todos los habitantes de esta Villa y Corte que, para tomar aquellas dos decisiones, la señora alcaldesa ha tenido que dejar de preparar los ceniceritos que, si el Real Madrid de baloncesto gana la Liga Nacional, les quiere regalar, para que los amigos y familiares de los jugadores y técnicos, lo usen para "aparcar sus colillas", en vez de hacerlo ensuciando cualquier otra parte.
Es posible que el sacrificio que posiblemente represente para la señora alcaldesa de empantanar los ceniceros, se compense con la satisfacción alcanzada por la magnánima obra de ayuda al prójimo. Ni tan prójimo; ni tan desconocido.
Eloy R. Mirayo.
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