Solamente ha sido necesario el paso de 38 malhadados años, para que esta tropilla de inútiles profundos, hayan sido capaces ¡al fin! de enterarse, de algo que todas las personas decentes hemos notado -algunos en las carnes más sensibles-, aunque sin entender del todo -no es una de nuestras cotidianas obligaciones-, que la creación del Tribunal Constitucional, tal y como es, quedo como inacabada como la Sinfonía Inacabada de Schubert
(es como un Ferrari sin ruedas ni motor). Y es que la "cosa", les quedo convertida, con toda certeza, en una chapuza insuficiente. Y es que la creación de una Constitución como Dios manda, resulta un pedo demasiado alto, como para ser expelido por los "incultos" e impuros cultos de aquella nueva "aristocracia" que brotó en España, como unos desconocidos bulbos purulentos de una dañina Peste, salida de la covacha izquierdista, del "capitalismo" emboscado, y desde la traición personificada por gentuza amamantada a los pechos del Movimiento, capaces de cometer sacrilegio, sin el menor reparo de pisotear el juramento que hicieron sobre los Santo Evangelios.
Todas las personas -insisto- decentes -¡difícil nos lo ponen!- desde siempre (ciñéndonos a este histórico tiempo, que dicen los cursis engilipollecidos) notábamos y seguimos notando, que algo funcionaba mal en la Justicia en general, y de manera mas acusada, en el Tribunal Constitucional.
Conociendo como se realiza los "castings" para ocupar los cargos en la actual Justicia, a las personas -me estoy poniendo pesado- decentes, el único respeto que nos produce, es el respeto que se nos impone, y no el que su mejor actuación debería producir.
En estos momentos que la política al uso -mala, malísima- nos ha "colocado", es el momento más adecuado para que alguien, con la capacidad que se necesita, y para la ETERNIDAD, haga que quede perfectamente establecida la indivisibilidad de España. Y que de manera absolutamente clara, también queden perfectamente establecida las consecuencias que recaerían sobre las personas que incumplan las sentencias dictadas por el TC, y la muy graves consecuencia que alcanzarían quienes atentaren contra la UNIDAD NACIONAL DE ESPAÑA.
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Sin ánimo de tomar partido en favor de ninguna de la dos posiciones enfrentadas en cuanto al asunto del "toro de la Vega"; lo que mas me ha llamado la atención, por encima de ver de refilón al lancero y la concentración de gente en contra, es que a ninguna de todas esas chicas que se oponían al alanceo de "Rompesuelas" es, que nunca las he visto a la puerta de las clínicas abortistas. Quizás es que estaban dentro esperando cama y quirófano.
Yo, bien amo a los animales, pero mucho mas a los seres humanos.
Esto no me parece bien pero, como no soy Democaca de esta Democaca, no lo prohibiría; seguiría viviendo sin asistir como hasta ahora.
Por Eloy R. Mirayo
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