"No tenéis vergüenza, vais perdiendo y encima os reís". Eso decía uno de los jokalaris con los que jugué un partida de mus.
Estoy seguro que eso mismo estará pensando mi amigo vasco, viendo las imágenes que nos muestran a los griegos tan contentos con el resultado del referéndum convocado por su Gobierno. Es como si alguien se pusiera a dar saltos de alegría porque habiendo quebrado su empresa, se viera obligado a vivir de la caridad. El pueblo griego está engañado por sus políticos o es que está tan desesperado que piensan que de la explosión total, renacerá la vida.
Hoy, en El Mundo -el diario que como un memo sigo comprando diariamente-, el señor Petros Markaris, desmintiendo a la oficialidad griega, exonera de culpabilidad a la señora Merkel, de los males financieros que afligen a Grecia, y se los achaca directamente a sus compatriotas. "Esta crisis no la ha creado Angela Merkel. Si Grecia está como está es culpa nuestra."
Como ocurrió aquí, en España, seguramente en Grecia se está culpando al pueblo raso, por haber vivido fuera de la situación económico financiera real del país.
Hay estúpidos -por no decir gilipollas- convencidos de que el primer ministro griego, el señor Tsipras, al que le dan el título de abanderado de la Democracia antifascista en Europa, ha salido reforzado de la consulta, sin enterarse de que la gran mayoría de los griegos votaron "No", para que Grecia salga del euro, sino que votaran "No", pensando en lograr un acuerdo mejor acuerdo para Grecia. El problema, podría ser que, después de la "juerga" del domingo pasado, el acuerdo que Grecia pueda llegar, sea mucho peor que el último ofrecido por Bruselas unas horas antes referéndum.
Grecia es un país que roza el 3o% de paro, que es un gran problema; pero que se agrava aún más porque el 99% de los parados proceden del sector privado. Una población activa de poco más de 5 millones, casi todos funcionarios, es prácticamente imposible que pueda echarse sobre su espalda la pesada tarea de sacar adelante la economía de algo más de 11 millones.
Una de las medidas que cualquier político responsable debería llevar a cabo, es la reestructuración de gigantesco aparato del Estado griego, que al parecer hace lustros que no funciona (esto me parece conocerlo) y que, sin embargo, se traga cantidades inmensas de recursos económicos. Ahí es donde se han perdido los 300.000 millones de euros que la Unión Europea les ha puesto en la mano, no al pueblo griego, con quien nos solidarizamos todas las personas decentes, sino a sus lamentables políticos; tan lamentables como los que tenemos la desgracia de soportar en esta triste España.
¡Menos mal que aún nos queda en abril la Feria de Sevilla! "Sevilla tiene una cosa, que sólo tiene Sevilla".
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