viernes, 27 de marzo de 2015

¿TAL VEZ BESTIALIDAD?.

Cuesta trabajo pensar que haya alguien que, para quitarse la vida, se haga acompañar, por la fuerza de su capricho, de 150 personas que nada tienen que ver con los problemas que a él le lleven a tan drástica manera de resolver su problema.

Pero, aunque parezca exagerada mi aseveración, esa forma de comportamiento si nos tomamos el mínimo trabajo de fijarnos un poco -no es necesario hacer un exhaustivo estudio, ni recurrir a eruditos en la materia- podemos ver en los vigentes comportamientos de la moderna sociedad que, ni la vida; ni los sentimientos; ni los derechos; ni la  hacienda de los otros, gozan del debido respeto, a poco que pudieran tener relación con los intereses particulares de cada una de las criaturas de esta nueva fauna nacida, sabrá Dios, de la manera que ha sido engendrada.

A Andreas Lubitz -cabrón sin paliativos-, cuando tomó la decisión de llevar a cabo su cabronada de estrellar el A320 contra una cumbre alpina, le importó un pijo el que en aquella nave viajaban 150 personas que tenían el derecho de vivir; el derecho a llevar a cabo los proyectos que quisieran emprender. Insisto, es el comportamiento masivo en el que se mueve esta novedosa especie degenerada del ser humano. Andreas forma parte de esos yihadistas que sin la menor muestra de humanidad, rebanan el cuello o flamean vivos a seres que no han cometido más delito que ser "otro"; Andreas es de la misma especie que los que llevaron a cabo los atentados del 11-M en Madrid y los que cometieron el tremendo atentado el 11-S en Nueva York; 

igual que quienes se inmolan en un autobús repleto de viajeros o en un mercado con gran afluencia de compradores; igual que los hijos de la gran puta que asesinaban cobardemente bajo las despreciables siglas de ETA, y de quienes igualmente asesinaban bajo las siglas del GRAPO, el GAL 


-por ceñirme a lo próximo-; etc, que no son tan diferentes de quienes gobiernan desvergonzadamente, llevándose y permitiendo que sus afines se lleven, los dineros que deberían ser encauzados para paliar necesidades perentorias de quienes se encuentran sin forma de remediarlas con el fruto de su honrado trabajo.

Tampoco se diferencian una mica algunos periódicos, y algunos periodistas. El asesinato múltiple perpetrado por el copiloto alemán, ha puesto el morbo que la prensa necesitaba. Hay medios que, excitados por ese morbo, han publicado las fotos de algunas de las víctimas y un pequeño currículo, entremezclados con anuncios a toda plana de empresas de alimentación. Lo que en un principio fue un penoso accidente donde murieron 150 personas, ha pasado a ser una tetona vaca a la que no dejan de ordeñar, sin que a la mayoría de esas empresa periodísticas, ni para la mayoría de los periodistas, les importe el sufrimiento que el suceso ha causado a las familias y amistades de las víctimas.

¿Humanidad? habrá que inventar otra palabra que "retrate" mejor a este sucedáneo que cada día está mas lejos de parecerse a quien fue "hecho a semejanza de Dios". ¿Tal vez Bestialidad?.

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