El grifo de la caca política que no cesa de manar.
Como decía el otro día no es que se hayan hecho propósito de
enmienda y se hayan cansado de choricear, y ahora se produzcan dentro de unos
nuevos parámetros (mira que me jode la palabrita) más puros, nobles y honrados,
pero no; como dije, no son cargas que exploten todas al unísono, sino que lo
van haciendo a un ritmo caprichoso, pero incesante.
Y es que la "chorizada política" goza de un sin
fin de caras -todas ellas muy duras-; tantas como políticos en activo. La
última, por el momento, que ha salido a la luz, es la compra de todo un
edificio en la madrileña calle del Barquillo, que realizó la Comisión Nacional
de la Energía (CNE), y que jamás ha utilizado. Entonces ¿Para que lo
compraron?. Tonta pregunta sería esta si es que no supiéramos de antemano la respuesta
que se ajusta como un guante de "cabrontilla" ¿o se dice cabritilla?
(Pienso que se ajusta mejor lo primero que lo segundo); la respuesta a esa
pregunta se reduce solamente a dos
palabras: "Comisión Choriceante".
Esa actividad en la que
se afanan tantos politiquillos democacas nacionales es una de las caras
mas usadas para perpetrar chorizadas difíciles de ser percibidas, si es que
hubiera alguien en alguna de las instancias del Estado y del Gobierno con la
suficiente autoridad moral para llevar a cabo la fiscalización que exige los
grandes gastos de cualquiera de las
instituciones que son necesarias para una sana gobernación. Y para que la
gobernación se sana de verdad lo primero que hay que cuidar es el gasto que se
hace y porque se hace con nuestros caudales.
El edificio en cuestión, fue comprado por la directiva de la
Comisión Nacional de la Energía que lideraba la señora Maite Costa, actual
consejera de Abertis (¡Que bien se colocan estos socialistas!) por la mareante
cantidad de 19 millones de euros.
En estos momentos, según los interventores, el valor real es
de 5,87 millones de euros. Si; hay intervención; intervención que se hace a
sabiendas de que el resultado que obtengan los interventores para lo único que
ha de servir es para aceptar, sin responsables, que se ha pagado 13 millones
por encima de su autentico valor. ¡13 millones! ¿Quienes los habrán pillado?
¡No hay nadie a quien le importe!
Estas cosas se dejan pasar no sea que tirando del pequeño hilillo que
asoma, se deshaga la manta que tapa la podredumbre sumergida, y queden
retratados el sistema los partidos y los políticos. Retratados a todo color,
porque aunque sea en blanco y negro, los españoles ya les teníamos muy bien
retratados. Y lo peor es que ni siquiera son fotogénicos. ¡Porca Miseria!
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