Filipinas: 10.000 muertos por el tifón Haiyan. Este tifón tenía marcado su itinerario desde hacía varios días, y también se sabía que era de grado 5, en una escala de 5; lo que quiere decir que era un tifón muy dañino, en cuando penetrara tierra adentro. Todo el mundo sabía que el primer impacto lo iba a sufrir Filipinas, y auguraban grandes daños. Todo el mundo lo sabía, menos las autoridades de aquel país. Filipinas perteneció a España hasta el 12 de julio de 1898.
El Gobierno filipino ¿no podría haber hecho algo más para paliar el desastre? El día 7 ya se sabía, de manera inequívoca, que al no cambiar el rumbo que llevaba, el tifón llegaría a las islas. ¿Se emprendieron algunas medidas de evacuación, o se dejaron a los habitantes de aquellas islas a su siniestra suerte? Y si las hubo ¿fueron todas las que el Gobierno podía? 10.000 muertes son muy difíciles de excusar al Gobierno de un país, que por experiencia, debería tener previstas unas medida de inmediato desarrollo.
Quizá la clave de un cierto desentendimiento del gobierno por sus gobernado, sea la constante salida como emigrantes. El Gobierno del señor Aquino debe pensar que, de la misma manera que se buscan la vida fuera del país, deberán cuidar sus vidas cundo haga aparición el tifón de turno. Seguro que a su excelencia, y a su residencia, el tifón Haiyan, no le ha causado los mismos destrozos que a la pobre gente que entre tanto escombro tratan de encontrar alguna de sus escasas pertenencias.
Ahora es necesario que todos nos comportemos con esas pobres gentes, con la máxima solidaridad, dentro de nuestras posibilidades. Una cosa son los gobiernos, a quienes no les daría ni las buenas tardes, y otra muy distinta los gobernados que, en este caso, y por lo que nos muestra la foto, carecen de todo lo intrínsecamente necesario; de lo imprescindible para subsistir.
Busquemos donde mandar nuestro óbolo, con la seguridad de que llegue a los necesitados. Yo, entre tanto, rogare a Dios, porque esas pobres gentes reciban cuanto antes el consuelo para sus cuerpos y para sus sentimientos, por los seres queridos, arrancados por el asesino tifón.
El Gobierno filipino ¿no podría haber hecho algo más para paliar el desastre? El día 7 ya se sabía, de manera inequívoca, que al no cambiar el rumbo que llevaba, el tifón llegaría a las islas. ¿Se emprendieron algunas medidas de evacuación, o se dejaron a los habitantes de aquellas islas a su siniestra suerte? Y si las hubo ¿fueron todas las que el Gobierno podía? 10.000 muertes son muy difíciles de excusar al Gobierno de un país, que por experiencia, debería tener previstas unas medida de inmediato desarrollo.
Quizá la clave de un cierto desentendimiento del gobierno por sus gobernado, sea la constante salida como emigrantes. El Gobierno del señor Aquino debe pensar que, de la misma manera que se buscan la vida fuera del país, deberán cuidar sus vidas cundo haga aparición el tifón de turno. Seguro que a su excelencia, y a su residencia, el tifón Haiyan, no le ha causado los mismos destrozos que a la pobre gente que entre tanto escombro tratan de encontrar alguna de sus escasas pertenencias.
Ahora es necesario que todos nos comportemos con esas pobres gentes, con la máxima solidaridad, dentro de nuestras posibilidades. Una cosa son los gobiernos, a quienes no les daría ni las buenas tardes, y otra muy distinta los gobernados que, en este caso, y por lo que nos muestra la foto, carecen de todo lo intrínsecamente necesario; de lo imprescindible para subsistir.
Busquemos donde mandar nuestro óbolo, con la seguridad de que llegue a los necesitados. Yo, entre tanto, rogare a Dios, porque esas pobres gentes reciban cuanto antes el consuelo para sus cuerpos y para sus sentimientos, por los seres queridos, arrancados por el asesino tifón.
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El ciudadano Rubalcaba, enterrador del chiringo sociata, como el famoso turrón, vuelve por Navidad...
... Con la amenaza de que el PSOE ha vuelto. ¡Agarrémonos los bolsillos no sea que se nos lleven las últimas pelusas que nos dejaron cuando se fueron!.
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