Hace muchos años, como creo haberlo escrito en este blog, un alcalde de Madrid encargó al pintor Pablo Picasso un cuadro, casi un mural, para colgar en una de las paredes del Ayuntamiento. El pintor malagueño, como buen progresista cobró una buena “pasta” (la mejor manera de progresar es cobrar, cuanto más mejor, y mejor si se cobra por adelantado) y se puso a la faena encargada. Preparó el lienzo; le dio varias manos de imprimación; y comenzó a bocetar la obra. En ello estaba el artista cuando, ante el cariz peligroso que se iba apoderando de Madrid, en un arranque de valentía, propio de un buen progresista rojizo, cogió lienzo, bocetos y, con la “pasta en el bolsillo, se largó, a seguir luchando por una democracia sovietizada, en los peligrosos “tabernáculos” parisinos.
Y, ocurrió que el día 26 de abril de 1937, el ejército rojo, aplicando en su retirada el sistema de “tierra calcinada” y de paso inutilizar el armamento que no podían acarrear, evitando que cayeran en manos de los nacionales, con cargas de dinamita reventó la población vizcaína de Guernica, convirtiéndola en una escombrera. La ciudad guipuzcoana, la perla del Cantábrico, San Sebastián, estuvo en un tris de seguir esa misma suerte.
Picasso, en su estudio; ante el lienzo de dislocado maremágnum de figuras grotescas, posiblemente después de una buena dosis de Pernod, después de haber leído la noticia falseada de lo sucedido en Guernica, ¡Zas! Se le ocurrió bautizar al mural que debería haber sido para el Ayuntamiento de Madrid, con el nombre del pueblo destruido. El resto; la promoción del cuadro, en manos del rojerío internacional y el papanatismo general, se encargarían de hacer de una ilustración, una gran obra maestra, como hicieron del peor poeta español de todos los tiempos, Rafael Alberti, el faro de la poesía.
Hoy, el diario “El Mundo”, ha tenido la amabilidad de surtirnos, además de una buena lista con la dirección de prostitutas de todas las nacionalidades y la cabronada de los políticos catalanes, aderezada con las chorizadas de cada día, con la fotografía de un nuevo Guernica; tan plano en su pintura como aquel, pero nada famoso al no llevar la firma de Pablo Picasso. Para quienes quieran recrearse en el arte de este mural pintado por Jean Cocteau, lo pueden hacer en La Maroma, en la esplendorosa Marbella.
Y, ocurrió que el día 26 de abril de 1937, el ejército rojo, aplicando en su retirada el sistema de “tierra calcinada” y de paso inutilizar el armamento que no podían acarrear, evitando que cayeran en manos de los nacionales, con cargas de dinamita reventó la población vizcaína de Guernica, convirtiéndola en una escombrera. La ciudad guipuzcoana, la perla del Cantábrico, San Sebastián, estuvo en un tris de seguir esa misma suerte.
Picasso, en su estudio; ante el lienzo de dislocado maremágnum de figuras grotescas, posiblemente después de una buena dosis de Pernod, después de haber leído la noticia falseada de lo sucedido en Guernica, ¡Zas! Se le ocurrió bautizar al mural que debería haber sido para el Ayuntamiento de Madrid, con el nombre del pueblo destruido. El resto; la promoción del cuadro, en manos del rojerío internacional y el papanatismo general, se encargarían de hacer de una ilustración, una gran obra maestra, como hicieron del peor poeta español de todos los tiempos, Rafael Alberti, el faro de la poesía.
Hoy, el diario “El Mundo”, ha tenido la amabilidad de surtirnos, además de una buena lista con la dirección de prostitutas de todas las nacionalidades y la cabronada de los políticos catalanes, aderezada con las chorizadas de cada día, con la fotografía de un nuevo Guernica; tan plano en su pintura como aquel, pero nada famoso al no llevar la firma de Pablo Picasso. Para quienes quieran recrearse en el arte de este mural pintado por Jean Cocteau, lo pueden hacer en La Maroma, en la esplendorosa Marbella.
Para decir que el Guernica es un poco más que una simple ilustración, me remito a la colección de lienzos del Museo del Prado, en Madrid, y a la maravillosa colección de la galería, Uffizi, en Florencia (Aún se me está cayendo la baba, después de haber estado allí, por no poder cerrar la boca). Reconozco que Picasso es uno de nuestros mejores pintores de todos los tiempos; el Guernica…
Y en cuanto la valoración que he hecho de Alberti, como poeta, como persona, que Dios le juzgue, me remito a…
Si el corazón perdiera su cimiento,
y vibrara la tierra y la madera
del bosque de la sangre, y se sintiera
en tu carne un pequeño movimiento
Total, como un alud que avanza lento
borrando en cada paso su frontera,
y fuese una luz fija la ceguera,
y entre el mirar y el ver quedara el viento,
Y formasen los muertos que más amas
un bosque ardiente bajo el mar desnudo
-el bosque de la muerte en que deshoja
Un sol, ya en otro cielo, su oro mudo-
y volase un enjambre entre las ramas
donde puso el temblor la primera hoja…
(La casa Encendida, de Luis Rosales)
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