lunes, 27 de febrero de 2012

EL DOLOR AÑADIDO.


Ya me parecía que estaban tardando demasiado tiempo; los memócratas de toda la vida les han mostrado en infinidad de ocasiones el camino, y ellos, los asesinos etarras, los de las pistolas y explosivo y los asesinos en potencia, las mil caras de Batasuna, con la animalidad que les caracteriza, no eran capaces de reconocer la puerta que les abrían desde el mismísimo Poder, y por los distintos partidos que lo ostentaron: “no tienen más que condenar los crímenes de ETA”.  Esa era y sigue siendo la letanía de los memócratas de toda la vida, y ellos, los asesinos de las batasunas, erre que erre, sin reconocer el portillo por el que podrían entrar el  “Gran Club Democrático” donde se juntan lo peor de cada casa, que con ellos, los asesinos, estarían al completo.

Y, claro; antes o después, por raro que pudiera parecernos, surge del anonimato el “lince” batasuno, en este caso la lince -que ni se quien es ni me importa un pijo-,  y se da cuenta que con el simple discurso que les proponen, condición sine qua non, sin más, terminarán, en poco tiempo, siendo reconocidos como otro partido más. Por instinto, no por inteligencia, han comprendido que es el momento de empezar a mostrar la cara que se les ha pedido para hacerles la foto para el carnet que les acreditará como un miembro más.

Y, ayer mismo han presentado la solicitud: “La izquierda abertzale manifiesta su profundo pesar tanto por las consecuencias dolorosas derivadas por la acción armada de ETA, como por su posición política con respecto a las mismas, en medida en que haya podido suponer, aunque no de manera intencionada, un dolor añadido o un sentimiento de humillación para las victimas”, a la vez que "lamenta el daño que de manera no deseada hayan podido añadir con su posición política".

Pero ese parlamento es difícilmente creíble para el espectador avisado con la película tanto tiempo empezada. Nadie, por poco inteligente que se sea, después de casi mil asesinatos, puede creer que las palabras de esa gentuza pueden ser sinceras; nadie en su sano juicio puede creer que el fuego no abrasa o que el león es vegetariano. ¿Nadie? 

Nadie, eso es lo que pensaba yo cuando escuché en boca de aquella individua, con cara compungida, el documento “Construyamos la Paz”. Pues estaba equivocado; si, siempre encontraras al gilipollas con las meninges flotándole en la memez, dispuesto a aceptar quincalla por oro puro, y ser capaz de comer mierda creyendo a quien le dijera que es solomillo de ternera de Ávila. Y lo encontré en una voz, para mi desconocida, que desde una emisora de radio le oí decir que por fin se veía un cambio positivo, en el reconocimiento del mal ocasionado. Hace tiempo escuché a alguien decir que solamente los estúpidos son totalmente felices, por que no tienen mayor capacidad; estoy seguro que la locutora de aquella emisora de radio y quien le pasó el papel para que lo leyera, son totalmente felices.

Yo soy felicísimo, pero con algunas lagunas de infelicidad.

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