Hay tres maneras de acabar con un sistema político tan inútil y tan corrupto como este que estamos sufriendo las personas inteligentes, sensibles, honradas y decentes, como nosotros, que lo sufrimos con pleno conocimiento, y los que lo sufren sin enterarse de que lo estan sufriendo, por falta de inteligencia y sensibilidad, aunque también sean honradas y decentes criaturitas de Dios. Esas tres maneras o formas de acabar con esta lacra son, las que a continuación paso a explicar, si es que la emoción del hallazgo me lo permite.
1ª- por la fuerza de las armas.
2ª- por la fuerza de la palabra razonada.
3ª- por la unión de las dos fuerzas anteriores.
En la primera, por razones obvias, son imprescindibles las armas, las más posibles y más sofisticadas de cuantas haya por el Mundo, y los profesionales mejor preparados (militares) que las hagan funcionar adecuadamente, y en el momento oportuno. También podrían valer para el uso de armas algunos civiles, siempre que fueran perfectamente adiestrados por personal profesional. Esta manera de terminar (metafóricamente hablando) con esta democracia, sería casi exprés, ya que las gentes que la gobiernan, en su gran mayoría, son tan cobardes como rápidos en la huida o en el camuflaje de adhesión.
En la segunda, también por razones obvias, sería imprescindible contar con un buen número de mentes lúcidas; personas con cerebros privilegiados y verbo fácil que, en primer lugar, se empeñaran en la ingente tarea de desasnar a los productos salidos de las dos últimas leyes de educación socialista (si me apuran, de todas las leyes de educación de la Democracia) y una vez conseguido, si no al cien por cien, al menos a un sesenta, explicar científicamente como ha de gobernarse un país.
Artículo primero. Economía. Explicar el movimiento económico del país; como se ha de trabajar la economía para que sea un bien nacional que repercuta en toda la sociedad, y no la fuerza motriz que mueva los intereses de unos pocos golfos desvergonzados (banqueros y políticos). Al tiempo que marquen las líneas rojas, las que las personas gobernadas nunca deberían pasar, para no caer en deudas inasumibles que les lleven a la bancarrota profesional y familiar.
Artículo segundo. Respeto. Explicar la obligación de respetar a las instituciones del Estado, por parte de los gobernados y la obligación del Estado y sus instituciones de respetar a sus gobernados; respeto a quienes tienen y practican creencias religiosas, de la misma manera que a los que no las tienen. Respeto a la jerarquía familiar, laboral, educacional; respeto en las dos direcciones (el menos al más, y el más al menos).
Artículo tercero. Justicia. Explicar que la Justicia es el eje imprescindible para que un Estado sea debidamente gobernado. JUSTICIA, con mayúsculas, pero sin adjetivos que la califiquen y la clasifiquen; sin perfumes ni afeites: justa Justicia o Justicia justa. Sin más, pero con absoluta libertad y con la autonomía necesaria para autogobernarse, al margen de injerencias políticas.
Tercera razón, también, como las anteriores, por razones obvias, sería necesario casar, en avenido matrimonio, el funcionamiento de las anteriormente presentadas, que nos daría un híbrido con muchas posibilidades de poderse llevar a cabo, pues, donde no fueran respetados los principios de la segunda de las razones, llegaría en su auxilio, la primera de las razones, con lo que quedaría satisfecha la tercera de las razones.
Y yo, de presidente ¡Nos ha jodido! como el Gadafi, metido en la Jaima, descansando sobre un par de co...jines.
2 comentarios:
...y Pepiño Blanco "pa" llevarte los cafés.
Así todo restablece el orden natural.
Rafa, eres un cachondo; un cachondo cojonudo.
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