"Incluso en el Infierno existe la belleza" . ¡Y un jamón! ¿Belleza en el Infierno? ¡No fotis noi!
Hay afirmaciones que parece mentira que se les puedan ocurrir a seres racionales y más si, como ocurre con el caso que os traigo, lo dice una persona que, además de ser artista, debe ser religiosamente creyente, si como parece cree en la existencia del horroroso pozo de castigo máximo para las almas impías, creado por Dios, ¡Que ocurrencia! Creer que se pueda encontrar belleza en el infierno, solo se le podría ocurrir a alguien que piensa en la posibilidad de llegar a ser uno de sus inquilinos, y empieza con tiempo a preparase psicológicamente.
El cineasta y fotógrafo norteamericano Wim Wenders, con el deseo de hacernos aceptar su propuesta estética, podría pedirnos a quienes tenemos una idea opuesta a la suya, que expliquemos las razones en que nos apoyamos para decir que en el Infierno no existe la belleza. Las razones de los demás (es posible que sean como las mías) no las conozco; pero si le ofrecería las mías que son muy sencillas. El señor Wim, que es profesional de la fotografía y que, como buen fotógrafo busca y encuentra en la fotografía la verdad de las cosas, le mostraría la foto de esa jauría diabólica, tomada ante el edificio de los juzgados en la preciosa ciudad de Sevilla, vociferando, mugiendo y graznando contra una señora juez que, cosa que empieza a ser rara, esta cumpliendo con la obligación que le compete, que no es otra que cumplir con la sacrosanta obligación de hacer e impartir JUSTICIA; algo que a ese asqueroso rebaño de vacuno en puntas, que dicen los taurinos; carnaza para asarse en Infierno, no le perdona a la juez Alaya. Me imagino que una vez visto el "género" fotografiado, al menos le asaltan dudas; unas muy serias dudas.
Hay afirmaciones que parece mentira que se les puedan ocurrir a seres racionales y más si, como ocurre con el caso que os traigo, lo dice una persona que, además de ser artista, debe ser religiosamente creyente, si como parece cree en la existencia del horroroso pozo de castigo máximo para las almas impías, creado por Dios, ¡Que ocurrencia! Creer que se pueda encontrar belleza en el infierno, solo se le podría ocurrir a alguien que piensa en la posibilidad de llegar a ser uno de sus inquilinos, y empieza con tiempo a preparase psicológicamente.
El cineasta y fotógrafo norteamericano Wim Wenders, con el deseo de hacernos aceptar su propuesta estética, podría pedirnos a quienes tenemos una idea opuesta a la suya, que expliquemos las razones en que nos apoyamos para decir que en el Infierno no existe la belleza. Las razones de los demás (es posible que sean como las mías) no las conozco; pero si le ofrecería las mías que son muy sencillas. El señor Wim, que es profesional de la fotografía y que, como buen fotógrafo busca y encuentra en la fotografía la verdad de las cosas, le mostraría la foto de esa jauría diabólica, tomada ante el edificio de los juzgados en la preciosa ciudad de Sevilla, vociferando, mugiendo y graznando contra una señora juez que, cosa que empieza a ser rara, esta cumpliendo con la obligación que le compete, que no es otra que cumplir con la sacrosanta obligación de hacer e impartir JUSTICIA; algo que a ese asqueroso rebaño de vacuno en puntas, que dicen los taurinos; carnaza para asarse en Infierno, no le perdona a la juez Alaya. Me imagino que una vez visto el "género" fotografiado, al menos le asaltan dudas; unas muy serias dudas.
"Incluso en el Infierno existe la belleza". Me costaría creer que en las próximas declaraciones que el señor Wim Wenders hable para los medios de comunicación, no haga constar: "siempre que en el infierno no existan seres tan horrorosos como los que me ha mostrado el amigo Eloy".
Aceptando que los artistas son capaces de encontrar la belleza hasta en el orificio del culo de una hormiga, decir que en el Infierno hay belleza...
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